Efecto Pigmalión en liderazgo: cómo el líder condiciona el rendimiento del equipo
¿El efecto pigmalión, un fenómeno psicológico, aplicado al liderazgo?
Por aquí somos fieles creyentes de que solo tenemos que escribir de aquello de lo que controlamos, y siendo una consultora de recursos humanos, solemos compartir nuestro know how sobre liderazgo, recruiting, employer branding…
Pero hoy nos vamos a atrever a cambiar un poco de tema para hablar de un fenómeno psicológico que, desde que lo descubrimos hace años, tenemos presente en todas y cada una de nuestras acciones.
Y, lo mejor de todo, es que la psicología está tan íntimamente relacionada con los recursos humanos que no vamos a tener que virar mucho el rumbo de nuestro contenido para hablarte de este curiosos efecto.
Como líderes o mánagers, a veces no somos del todo conscientes del enorme poder que tienen nuestras palabras y actitudes sobre nuestros equipos. Y no, no vale con tener en la pared un cuadro con alguna frase motivadora. El efecto Pigmalión es algo mucho más profundo, real y científicamente probado que afecta directamente el rendimiento de tus empleados.
Si alguna vez te has preguntado cómo puedes sacar lo mejor de tu equipo sin hacer magia, este post te va a interesar.
Vamos a hablar de cómo lo que dices (o incluso lo que no dices) a tu equipo puede marcar una diferencia brutal en los resultados.
¿Qué es el efecto Pigmalión?
Antes de lanzarnos de lleno a hablar sobre esto, tenemos que tener claras las bases: ¿Qué es el efecto Pigmalión?
En realidad, el término proviene de la mitología griega, en la que Pigmalión, un escultor, se enamoró de una de sus creaciones. La leyenda cuenta que su creencia tan fuerte en la perfección de su obra hizo que cobrara vida.
¿Lo vas pillando?
Aplicado al mundo laboral el efecto Pigmalión, también conocido como la profecía autocumplida, señala que las expectativas que un líder tiene sobre sus empleados pueden influir directamente en el rendimiento de estos.
Es decir, lo que dice el efecto Pigmalión en el trabajo es que si crees que tu equipo puede lograr grandes cosas, lo más probable es que así sea. Pero, cuidado, porque también ocurre al contrario: si esperas poco, probablemente obtendrás poco.
Suena sencillo, pero lo cierto es que este fenómeno tiene una repercusión gigantesca en las empresas y en cómo los líderes gestionan sus equipos.
El efecto Pigmalión es algo que ocurre con frecuencia a lo largo de la vida. Si tu profesor de matemáticas te dijo cuando eras pequeño que no serías capaz de aprobar el examen, ¿qué acabó ocurriendo? Exactamente eso. Y es que, lo que viene a decir esta teoría, es que muchas veces vamos a comportarnos acorde a las expectativas que alguien tenga sobre nosotros.
Si tu mánager confía en ti y está completamente seguro de que vas a sacar adelante el proyecto que tienes entre manos, ¿no crees que la confianza que te infunde te dará la motivación suficiente como para lograrlo?
¿Cómo influye el efecto Pigmalión en el liderazgo?
Ser líder no es solo dar órdenes o asegurarse de que las tareas se cumplan en un plazo concreto; implica inspirar, guiar y potenciar las capacidades de cada miembro del equipo. Aquí es donde el efecto Pigmalión en el liderazgo juega un papel clave. Lo que esperas de tu equipo no solo te afecta a ti como líder y a tu actitud hacia el equipo, sino que también afectará a cómo ellos se perciben y, finalmente, al nivel al que rinden.
Si le dices a tu equipo que crees en sus habilidades, que son capaces de superar retos y que confías en su potencial, les estás enviando un mensaje que reforzará su autoestima y confianza. Y cuando las personas creen en sí mismas, trabajan mejor, de forma más eficiente y va a ser mucho más probable que de verdad lleguen a cumplir esas expectativas.
Por el contrario, si un líder comunica constantemente que no confía en la capacidad de su equipo, es probable que estos empleados acaben bajando su rendimiento. Las expectativas bajas del líder pueden generar falta de motivación, estrés y hasta una sensación de fracaso anticipado, afectando así la productividad general.
La ciencia detrás del efecto Pigmalión en el trabajo
Parece que todo tiene bastante sentido, ¿no? Tal como lo escuchas, parece creíble. Pero además de ser una teoría bastante intuitiva, también tiene se respaldo en la ciencia.
En 1968, los psicólogos Robert Rosenthal y Lenore Jacobson llevaron a cabo un estudio en un entorno escolar que mostró cómo las expectativas influyen en el rendimiento. Eligieron a un grupo de estudiantes y les dijeron a sus profesores que eran «alumnos excepcionales», cuando en realidad se seleccionaron al azar.
Después de un tiempo, los alumnos de esta clase concreta empezaron a destacar. ¿Casualidad? O quizá las expectativas de sus profesores, el modo en el que se comunicaban con ellos, la motivación que les daban y las ideas que los demás tenían sobre ellos, hizo que los propios alumnos siguiesen ese camino.
Pues este tipo de estudios se ha replicado también en el ámbito laboral, demostrando que los empleados que reciben mensajes positivos sobre su rendimiento tienen más probabilidades de mejorar su desempeño.
Lo que quiere decir que, como líder, tienes la capacidad de moldear, en cierto modo, las percepciones que tu equipo tiene sobre sí mismo.
¿Cómo aplicar el efecto Pigmalión en liderazgo?
La teoría nos gusta, pero si ya nos conoces, sabrás que nuestra parte favorita es la práctica. Aunque el efecto Pigmalión como concepto teórico tenga sentido, seguro que lo quieres es saber cómo llevarlo exactamente a la práctica.
Aquí van algunas estrategias que puedes implementar para aprovechar el efecto Pigmalión en la gestión de tu equipo:
1. Establece expectativas claras y ambiciosas
La clave está en ser claro con lo que esperas de tu equipo. No se trata de poner objetivos inalcanzables, pero sí de plantear metas ambiciosas que puedan ser una palanca motivadora para tus trabajadores. ¡Y lo importante! Hazles saber que confías en su capacidad para alcanzar esos objetivos. Esto no solo puede aumentar significativamente su motivación, sino que también les puede hacer sentir que tienen un propósito dentro de la empresa.
2. Refuerza los comportamientos positivos
El reconocimiento es crucial, público y privado. Si ves que alguien está haciendo un buen trabajo, dilo. Refuerza justamente esos comportamientos que desearías ver más a menudo. Cuando las personas saben que su esfuerzo va a ser valorado -especialmente por su mánager-, tendrán más razones para seguir mejorando. Esto crea un círculo interesante: más esfuerzo, más reconocimiento, más rendimiento.
3. Proporciona retroalimentación constructiva
Cuidado, porque aunque sea más complejo desde tu lugar como mánager, también es importante dar feedback cuando algo no va bien. Aquí va a ser fundamental cómo lo haces. En lugar de enfocarte en lo negativo, plantea el error como una oportunidad de aprendizaje. Haz saber a la persona que confías en que puede mejorar y que estás dispuesto a ayudarle a lograrlo.
4. Crea una cultura de confianza
Las relaciones basadas en la confianza son fundamentales para generar un efecto Pigmalión positivo. Si tu equipo siente que confías en ellos, estarán más motivados para no defraudarte. En cambio, si sienten que les vigilas constantemente porque no crees en su capacidad, es probable que el rendimiento caiga.
¿Y qué pasa si no crees en el potencial de tu equipo?
¿Y si realmente lo que ocurre es que no crees que tu equipo esté a la altura?. Puede que te sientas mal mánager por pensar en ello, pero vamos a darle la vuelta a la situación: ¿les has ayudado tú a que estén a la altura? ¿Les has proporcionado formación suficiente? ¿Tienen claros los objetivos? ¿Has creado un ambiente en el que se sientan cómodos para compartir ideas?
El efecto Pigmalión negativo puede ser devastador. Si un líder constantemente transmite desconfianza, desaprobación o incluso indiferencia, no es de extrañar que el equipo comience a fallar. Todas las personas necesitan sentirse valoradas y respaldadas para dar lo mejor de sí mismas.
Los beneficios del efecto Pigmalión en el trabajo
Adoptar el efecto Pigmalión en tu estilo de liderazgo no solo va a mejorar el rendimiento individual de los empleados, sino que también fortalece la cohesión y la unidad del equipo completo, así como la cultura empresarial en general. El ambiente de trabajo se vuelve más positivo y colaborativo. También puede aumentar la fidelización y la atracción de talento… Como ves, los beneficios del efecto Pigmalión son tan numerosos como poderosos.
Los líderes que aplican el efecto Pigmalión con éxito suelen ver mejoras en la productividad, el clima laboral y, a largo plazo, incluso en los resultados económicos.
Conclusión: creer para crear
El efecto Pigmalión en liderazgo es una herramienta poderosa, y aunque no requiere una inversión económica, sí necesitará conciencia y constancia por tu parte. Gracias al efecto Pigmalión entendemos que lo que como líder transmites a tu equipo tiene un impacto directo en su rendimiento. Creer en el potencial de las personas no es solo cuestión de ser optimista, sino de ser estratégico.
Así que la próxima vez que interactúes con tu equipo, recuerda que tienes la capacidad de moldear su rendimiento, y no necesitas varitas mágicas ni discursos motivacionales , sino expectativas claras, refuerzo positivo y mucha empatía. Porque, al final del día, las personas suelen ser tan buenas como creen que pueden ser… o como tú les haces sentir que pueden llegar a ser.